De Godín a Emprendedor, un camino no tan fácil

Me llevó 15 años de mi vida ser emprendedor de tiempo completo y, aunque no ha sido fácil, es una de las mejores etapas de ella. Dejar la vida de oficina y construir mi propio camino en los negocios me ha llevado a descubrir un mundo nuevo; además de probarme en límites que no conocía.

El tren se ha vuelto más pesado

La mayoría de las personas hemos querido tener nuestra empresa antes que trabajar para alguien más; en México este porcentaje es del 59% (según encuesta de las Heras Demotecnia en alianza con Forbes).

Desde mi perspectiva lo que buscamos es libertad, nuevos retos y no tener límites.

Sin embargo, también el 60% de las personas tiene miedo a emprender, según la encuesta mencionada. En mi caso también tuve miedo y lo pensé varias veces en años pasados.

Tuve un restaurante, comercialicé productos de belleza, era socio en Uber y otros intentos que no funcionaron como yo esperaba.

Al inicio, los gastos que tenía en la universidad, deudas de negocios pasados, o ser el apoyo económico principal en mi familia durante algunos años, hicieron que el tren de mi vida fuera económicamente más pesado. Eso provocó más miedo y dificultad para cambiar de dirección.

Creo que muchas personas estarán en situaciones similares, ya sea por deudas, gastos diarios o compromisos familiares; su tren será más pesado. En México, el 42% de las personas no inician un negocio por falta de dinero para invertir (Heras Demotecnia y Forbes).

El miedo a fracasar en el intento y a dejar de percibir un ingreso económico fijo en la oficina tampoco ayudan mucho a tomar esta decisión.

Según el INEGI, 65% de las empresas o negocios en México mueren después de 5 años su inicio. Y el 76% lo hace a los 10 años, es decir, después de 10 años únicamente 24 empresas de cada 100 habrán sobrevivido.

Preparando el camino hasta que me decidí

Aunque intenté en varias oportunidades tener un negocio que me diera la libertad económica para dejar la oficina no lo logré, pero seguí intentando.

Algo que sí me funcionó fue prepararme para eso mediante ahorro e inversiones, algunas con mayor riesgo que otras. Así logré juntar para vivir un tiempo sin ingresos económicos.

Apoyando a eso, siempre mantuve mis gastos reducidos, dándome oportunidad de ahorrar e invertir más; así como prolongar la vida de esas inversiones si me llegaba a quedar sin ingresos. Pero no fue hasta que ocurrió eso que me empujó a tomar “la decisión”, que hice el cambio en mi vida.

Fue en 2020, al inicio de la pandemia por Covid-19 que la vida me empujó a tomar la decisión y, estaba listo para hacerlo. Mis papás, ambos vulnerables, llegaron de vacaciones a visitar a mi hermana y a mí a CDMX, se habían quedado varados por el inicio de la cuarentena.

Para finales de marzo y principios de abril me enfermé de Covid-19. La empresa donde trabajaba no tomó buenas medidas para cuidar de su personal y yo no sabía bien cómo cuidarme.

Tuve miedo de contagiar a mis padres y perderlos, así que decidí que no regresaría a la oficina. Como la empresa no permitía el trabajo a distancia, aun sabiendo que la situación económica en nuestro país y el mundo se pondría difícil, renuncié.

Y esa ha sido una decisión que me ha llevado a un mundo nuevo; el del emprendimiento.

La vida del emprendedor ¿Realmente era lo que creía?

Ser emprendedor es y no un sinónimo de libertad. Lo es porque no tengo un jefe a quien rendirle cuentas, soy mi propio jefe; puedo organizar mis tiempos y objetivos como lo deseo.

No lo es porque ahora tengo menos tiempo libre que antes, la libertad es subjetiva. Soy libre de no hacer algo cuando quiero, sin embargo, las consecuencias son directas y proporcionales.

Si no trabajo muy duro la empresa muere y yo no tendré ingresos para comer o pagar los gastos. Así que toca ingeniárselas para hacer todo lo que hay que hacer.

En circunstancias normales, mis jornadas comienzan a las 7 am y terminan 9 u 11 pm. Los fines de semana y días festivos ya no son libres, también hay mucho trabajo que hacer.

Me ha tocado ser diseñador, desarrollador web, consultor, administrativo, auxiliar contable y legal, mercadólogo, operativo; y por supuesto, vendedor y CEO. Ahora contestando la pregunta… ¿era lo que creía? No en su totalidad. Tenía una idea, pero ha sido más difícil de lo que creía.

Ahora, ¿lo seguiría haciendo? ¡Sin dudarlo!

Las ventajas de ser emprendedor

En este camino he encontrado un mundo nuevo. He aprendido muchísimo en el proceso, estoy seguro que eso me acercará cada vez más al éxito.

Unos aprenden a correr más rápido que otros, pero todos sin excepción deben comenzar a caminar antes de correr. Siento que estoy en el camino correcto y haciendo lo que siempre quise hacer.

Algo que me ha servido mucho es la determinación para lograrlo, es como si hubiera quemado mi barco y no hubiera vuelta atrás. Eso cambió mi forma de ver las cosas y por lo tanto de hacerlas.

Ahora las posibilidades son infinitas y solamente dependen de mí; mi perseverancia, esfuerzo y habilidad para capitalizarlas.

Y regresando al tema de la libertad, me siento más libre, aunque más ocupado que nunca. No decidí emprender para no hacer nada si no para hacer lo que me apasiona.

Acortar el camino es importante

En el proceso sin dudarlo diría que es importantísimo acortar el camino. Aprendizaje continuo, el apoyo de mentores o amigos con mucha experiencia me han dado mayor claridad en la dirección que debo tomar.

Lo mejor de todo esto es que he conocido personas de gran moral y que han estado dispuestos a compartir conmigo sus consejos durante mi viaje; a quienes les agradezco mucho.

Prueba y error

Tal vez las personas que han soñado con emprender tengan varias razones por las que no lo han hecho aún y otras más ya lo intentaron y no resultó bien.  Es un camino que no se nos enseña y tenemos que aprender a prueba y error; espero menos errores.

Pero sin duda, al intentarlo te das cuenta que las posibilidades son infinitas; y la experiencia y aprendizaje son grandes, algo que te cambiará la vida.

Hay sacrificios que tuve que hacer, como dejar de recibir un ingreso fijo o mis fines de semana libres. Siempre tuve claro mi objetivo y, aunque me alejé del camino y mis intentos anteriores no funcionaron del todo, seguiré siendo perseverante y constante hasta lograrlo con éxito.